Suelta el control.
TE HARÁ BIEN
Tener una visión de vida y metas a cumplir no es igual a tener el control de tu vida. Es muy bueno saber lo que quieres para tu vida y accionar diariamente para transitar por ese camino, pero tranquilízate, deja de tener que saber exactamente cuándo y cómo va a suceder todo.
Una de las mayores causas de sufrimiento en la vida es nuestro afán por controlar todo, queremos controlar lo que los demás piensan de nosotros, nuestra economía, nuestra salud, tener los riesgos controlados, etc.
Y aunque pensamos que es necesario, en realidad es algo que no sirve para nada, solo para resistirnos, o sea para sufrir.
Es necesario y muy saludable, despegarse del afán de querer controlar todo a cambio de aceptar las circunstancias como parte del juego de la vida.
Deja que las cosas avancen a su propio ritmo para que así desarrolles la confianza en el flujo de la vida y aflojes tu ritmo rígido que bloquea los milagros inesperados que te sucederán.
Deja de hacer las cosas más difíciles de lo que son.
FLUYE
Fluir con la vida”. Bonita frase donde las haya pero que trabajo nos cuesta ponerla en práctica…
Intentamos controlar a nuestra pareja.
Intentamos controlar nuestras emociones.
Intentamos controlar el tiempo, intentamos controlar…
¿Cuánto tiempo llevas intentando controlar la vida?
¿Cuánto tiempo llevas luchando por intentar que la vida sea como tú quieres que sea?
¿Te has dado cuenta que esa forma de vivir no te aporta paz ni felicidad?
Me gustaría que fueras honesto en tu respuesta, ¿Qué resultados has conseguido viviendo así?
Sufrimiento, sufrimiento y más sufrimiento…
Ya está bien. Déjate y deja a la vida en paz.
Cuanto menor número de pensamientos tengas sobre tu pasado o sobre tu futuro, mas estarás presente en tu propia armonía interna que te irá guiando.
Cuanto más enfocado estés en el ahora, el tiempo te parecerá que avanza más lento.
Podemos forjar nuestro destino, pero no pretender que todo sea como nosotros mandamos,
aceptar es la palabra mágica que no es sinónimo de resignarse, pero cuando aceptamos estamos permitiendo que el Universo, Dios o la fuente que ha creado todo hagan su trabajo.