NO TEMAN EL DUELO por Jeff Foster
Cuando miras a los ojos de un ser querido, sabes que morirá algún día, y "un día" podría ser hoy, por lo que te rompe un poco el corazón cada vez que miras a los ojos.
Esto no es un error, sino la forma en que debe ser.
El verdadero amor trae una conciencia de la pérdida del amado.
Y entonces te quedas con tu dolor hoy, respiras en él y le haces un hogar en tu corazón, te duele el pecho, la garganta y la barriga, pero se siente tan vivo, este dolor, esta soledad, este anhelo de hogar, y te sientes tan vivo y despierto en el dolor, y quieres que el dolor se quede contigo porque quieres mantener tu corazón abierto a tu ser querido hoy.
No quieres cerrarte al "mysterium tremendum" de la existencia, y no quieres aferrarte a lo que seguramente pasará.
Amas a tu ser querido a través del dolor, a través de las lágrimas y el corazón roto y la conciencia de la mortalidad, vives cerca de la contingencia, la impermanencia y el cambio, y cada momento con tu ser querido se vuelve infinitamente precioso.
Celebras su presencia hoy pero permaneces arraigado en su fallecimiento.
Aceptas este día vivo, sabiendo que podría ser el último, tu última oportunidad de encontrarte. Bueno. Que todo sea definitivo, entonces, y obsesionantemente vivo en su finalidad.
La muerte está en la vida, no al final.
El dolor es tu compañero constante, tu gurú, guía y amante, no es algo negativo o deprimente, sino una puerta mal entendida a la compasión cósmica, a la esperanza extraordinaria y a un amor profundo y duradero por la vida.
Todas las cosas pasarán, todas las cosas están muriendo y cambiando de una forma u otra, todo lo que amamos y todo lo que no fluye a través de nuestra conciencia imparable, incesantemente, como la arena en un reloj de arena, como la sangre caliente en las venas.
No podemos detener el flujo del santo dolor, pero podemos aprender a soportarlo e incluso amarlo, dejar que nos abra a más vida y más risas y más voluntad de estar donde estamos, sentir lo que sentimos, saber lo que sabemos, aunque duela y anhelemos escapar, aunque a veces queramos morirnos de tanta vida.
Estoy eternamente agradecido al dolor y su destrucción y sus pérdidas no planificadas, porque me han llevado pateando y gritando a una clara conciencia de lo único que no se puede perder.
Muramos a la vida, mi amor.
Muramos a la vida.
-Jeff Foster-
