Cuando la tragedia llama a tu puerta, dejas de darlo todo por sentado.
Y descubres que vivías mucho mejor de lo que pensabas; que tenías mucho más de lo que necesitabas; que eras feliz y no te dabas cuenta. Y es una putada tener que pasar por un mal momento para apreciar las cosas buenas de la vida.
Pero los seres humanos somos así: sólo entendemos algo por contraste.
Pero del mismo modo que la melodía de un piano suena bien por la alternancia de teclas blancas y negras, tu vida suena bien por la alternancia de buenas y malas temporadas.
Necesitas las malas épocas para apreciar y disfrutar de las buenas.
Necesitas los malos momentos para evolucionar. Nunca se aprende más que en los malos tiempos, por mucho que no queramos pasar por tribulaciones, carencias y tiempos de escasez. Pero en esos momentos (tan necesarios), es fácil deprimirse y olvidar tu verdadera esencia.
Por eso quiero que siempre recuerdes esto, Eres mucho más que los golpes bajos que recibes.
Eres mucho más que la incertidumbre de cada día.
Eres mucho más que tus reveses y toda esa adversidad a la que te enfrentas cada vez que sales de la cama.
Eres más que tus miedos y ansiedades.
Eres más que un par de días malos. Y mucho más que los buenos.
Tú eres quien surfea las olas que el universo te envía.
Tú eres el que nada contra corriente.
Tú eres el que flota y no se ahoga en vasos de agua o en medio del mar.
Eres la conciencia constante que ilumina tu realidad particular. Eres mucho más que tus fracasos y errores.
Tu vida es un juego de suma positiva aunque a veces lo veas todo negro.
Cuanto más vives, más experiencia acumulas, más gente conoces, más herramientas mentales adquieres y más favoreces el crecimiento exponencial que tarde o temprano acabará llegando a tu vida.
Eres mucho más que tu pasado.
Como dicen los budistas, "no ves dos veces el mismo río"; el agua que ves fluye constantemente.
Nunca te encuentras dos veces con la misma persona: por eso, cuando una relación se rompe, no tiene sentido amargarse por la ruptura, porque las personas que forman parte de una relación que no funciona ya no son las que eran cuando funcionaba.
No eres el mismo ser humano que eras hace una década, ni la persona que serás dentro de una década.
Por lo tanto, tú eres tu presente, y tu pasado no tiene por qué ser una carga porque eres diferente del que fuiste. Eres mucho más que tus circunstancias.
Tus capacidades superan tus recursos.
Tu fe es un activo.
También lo es tu voluntad. Y tu bondad podría cotizar en la Bolsa de Nueva York como una acción al alza.
Eres mucho más que tus limitaciones; ni tu entorno ni tus recursos pueden limitarte tanto como tu mentalidad.
Recuerda que cuando salgas de esa temporada en el infierno, como un ave fénix, resurgirás de tus cenizas y alcanzarás el cielo con tus alas.