martes, 18 de julio de 2017

Ésto te hará bien -Sientas lo que sientas, expresarlo te hará bien. Recop. Patricia Bonino



Sientas lo que sientas, expresarlo te hará bien. 

Liberar las emociones tiene múltiples beneficios para tu salud psicológica y física. Te sentirás más liberado y con menos tensión y, además, ganarás claridad al no quedarte atrapado en tus pensamientos
  1. Las emociones son las reacciones que tenemos a nuestros pensamientos. ...
  2. Las emociones en sí no son malas o buenas, pero debemos analizarlas en la medida en que afectan a nuestra paz interior. ...
  3. Este término fue popularizado por Daniel Goleman en su libro Inteligencia Emocional.
Emociones


 Las emociones nos sirven para establecer una mejor relación con el entorno. Todos las tenemos y darnos permiso para sentir y no bloquear o negar lo que sentimos es primordial para poder expresarlo después. Existen cuatro emociones básicas:
  • La tristeza, que consiste en dejarse ir.
  • La rabia, que está relacionada con la acción.
  • El miedo, que tiene que ver con contraerse.
  • La alegría, que implica celebrar.

Todas ellas son funciones básicas para poder relacionarnos con el entorno y adaptarnos a él. La valorización de las emociones es una caracterización que hace nuestra cultura. Considerar que algunas son negativas nos dificulta su expresión cuando las necesitamos como recurso.



“Cuando te sientas como obligado a inquietarte por las cosas que suceden alrededor, retorna rápidamente a ti mismo y no te apartes del ritmo más de lo que sea necesario. Porque serás más dueño de la armonía cuanto más a menudo retornes a ella”
-Marco Aurelio-


La armonía viene de la mano de una actitud contemplativa



Aunque aprendamos a tomar mayor conciencia sobre cómo reaccionamos ante ciertas situaciones y tratemos de gestionar nuestras emociones negativas, en ocasiones puede que nos resulte muy complicado. Aprender a distanciarnos emocionalmente de los conflictos no es tan fácil como parece.
“Lo principal es entender que el problema muchas veces nace de nuestra forma de ver el mundo externo como una fuente potencial generadora de sufrimiento, angustia, tensión, estrés… Cuando esto suceda, podemos pensar que también puede serlo de armonía”
-Raúl de la Rosa-
Una habilidad que puede ayudarnos en la solución de problemas es ver las cosas en perspectiva. Y más aún si esa situación no tiene remedio a corto plazo. Para conseguirlo, podemos pensar en aquello que nos está generando malestar y hacernos la siguiente pregunta: ¿qué le diría yo a un amigo si me contara esto? De esta forma, nos daríamos cuenta de cómo reaccionaríamos si fuese algo que no nos estuviera pasando a nosotros.



Identifica tus emociones
Las preguntas ¿Qué siento?, ¿en qué momento?, ¿delante de quién?, pueden ayudarte a denominar qué es lo que estás sintiendo (estarás poniendo lenguaje, estarás pensando sobre la emoción y el acontecimiento). Date cuenta también en qué parte del cuerpo sientes la emoción


 Una emoción es corta e intensa, dura unos 90 segundos





Desahógate en un lugar confortable y seguro



En ocasiones y contextos determinados, por ejemplo cuando estamos delante de una autoridad o de alguien que nos puede perjudicar, es mejor no expresar las emociones. Esto no significa que no podamos hacerlo en otro momento o contexto. Hay que buscar el lugar en el que podamos expresarlas, en casa o en un lugar seguro, diciendo o haciendo lo que queríamos.
  • Si sientes rabia: busca la manera de descargar la furia, por ejemplo, gritando en un cojín o golpeando la cama con una raqueta de tenis...
  • Si sientes miedo: permítete temblar y asumir que estás asustado.
  • Si estás triste: permítete llorar y sollozar, y busca a alguien que te acoja si lo necesitas.
  • Si necesitas expresar amor: di en voz alta “Te quiero” imaginando a la persona amada. Otra manera de expresar esta emoción (alegría), o cualquier otra, es escribiéndola en un papel hasta que se agote todo lo que queremos decir.



 No podemos controlar la emoción pero sí el pensamiento



 Las emociones nos predisponen a la acción, existen porque tienen una función adaptativa, tienen que estar. Aunque la acción puede darse o no, lo que deberemos evitar es la conducta impulsiva, de aquí el poder de la regulación emocional. Gracias a esta regulación podremos dar una respuesta apropiada y sentirnos mucho mejor.



Que el entorno te acompañe



Es más difícil expresar las emociones en contextos donde los demás las viven como algo que hay que controlar.
Hay personas que cuando ven a otro expresar una emoción –especialmente la rabia, la tristeza y el miedo– creen que han de hacer algo para que se ponga “bien”. Entonces le llevan un vaso de agua o le dicen “no llores”, “no te enfades”...
En realidad, lo que les ocurre es que no pueden sostener que otros expresen lo que les ocurre cuando ellos no se lo permiten.




Si te encuentras alguna vez en esta situación, y tienes claro que es bueno expresar tus emociones, puedes decirles que no pasa nada, que es una necesidad que tienes, que para ti es bueno pasar por esa experiencia. En la medida que uno tiene claro que lo que está haciendo es para bien, los demás se adaptan. No dejes de expresar lo que sientes porque los demás te digan que no lo hagas.

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