Sientas
lo que sientas, expresarlo te hará bien.
Liberar
las emociones tiene múltiples beneficios para tu salud psicológica y física. Te sentirás más liberado y con
menos tensión y, además, ganarás claridad al no quedarte atrapado en tus
pensamientos
- Las emociones son las reacciones que tenemos a nuestros pensamientos. ...
- Las emociones en sí no son malas o buenas, pero debemos analizarlas en la medida en que afectan a nuestra paz interior. ...
- Este término fue popularizado por Daniel Goleman en su libro Inteligencia Emocional.
Emociones
Las emociones nos sirven para establecer una mejor
relación con el entorno. Todos las tenemos y darnos permiso para sentir y no bloquear o negar
lo que sentimos es primordial para poder expresarlo después. Existen cuatro
emociones básicas:
- La tristeza, que consiste en dejarse ir.
- La rabia, que está relacionada con la acción.
- El miedo, que tiene que ver con contraerse.
- La alegría, que implica celebrar.
Todas
ellas son funciones básicas para poder relacionarnos con el entorno y
adaptarnos a él. La valorización de las emociones es una caracterización que
hace nuestra cultura. Considerar que algunas son negativas nos dificulta su
expresión cuando las necesitamos como recurso.
“Cuando te sientas como obligado a inquietarte por las cosas que suceden
alrededor, retorna rápidamente a ti mismo y no te apartes del ritmo más de lo
que sea necesario. Porque serás más dueño de la armonía cuanto más a menudo retornes
a ella”
-Marco Aurelio-
La armonía viene de la mano de una
actitud contemplativa
Aunque
aprendamos a tomar mayor conciencia sobre cómo reaccionamos ante ciertas
situaciones y tratemos de gestionar nuestras emociones negativas, en
ocasiones puede que nos resulte muy complicado. Aprender a distanciarnos
emocionalmente de los conflictos no es tan fácil como parece.
“Lo
principal es entender que el problema muchas veces nace de nuestra forma de ver
el mundo externo como una fuente potencial generadora de sufrimiento, angustia,
tensión, estrés… Cuando esto suceda, podemos pensar que también puede serlo de
armonía”
-Raúl de
la Rosa-
Una
habilidad que puede ayudarnos en la solución de problemas es ver las cosas en
perspectiva. Y más aún si esa situación no tiene remedio a corto plazo. Para
conseguirlo, podemos pensar en aquello que nos está generando malestar y hacernos
la siguiente pregunta: ¿qué le diría yo a un amigo si me contara esto? De esta
forma, nos daríamos cuenta de cómo reaccionaríamos si fuese algo que no
nos estuviera pasando a nosotros.
Identifica tus emociones
Las
preguntas ¿Qué siento?, ¿en qué momento?, ¿delante de quién?, pueden
ayudarte a denominar qué es lo que estás sintiendo (estarás poniendo lenguaje,
estarás pensando sobre la emoción y el acontecimiento). Date cuenta también en
qué parte del cuerpo sientes la emoción
Una emoción es corta e intensa, dura unos 90 segundos.
Desahógate en un lugar
confortable y seguro
En
ocasiones y contextos determinados, por ejemplo cuando estamos delante de una
autoridad o de alguien que nos puede perjudicar, es mejor no expresar las
emociones. Esto no significa que no podamos hacerlo en otro momento o contexto.
Hay que buscar el lugar en el que podamos expresarlas, en casa o en un lugar
seguro, diciendo o haciendo lo que queríamos.
- Si sientes rabia: busca la manera de descargar la furia, por ejemplo, gritando en un cojín o golpeando la cama con una raqueta de tenis...
- Si sientes miedo: permítete temblar y asumir que estás asustado.
- Si estás triste: permítete llorar y sollozar, y busca a alguien que te acoja si lo necesitas.
- Si necesitas expresar amor: di en voz alta “Te quiero” imaginando a la persona amada. Otra manera de expresar esta emoción (alegría), o cualquier otra, es escribiéndola en un papel hasta que se agote todo lo que queremos decir.
No podemos controlar la emoción
pero sí el pensamiento
Las
emociones nos predisponen a la acción, existen porque tienen una función
adaptativa, tienen que estar. Aunque la acción puede darse o no, lo que
deberemos evitar es la conducta impulsiva, de aquí el poder de la regulación
emocional. Gracias a esta regulación podremos dar una respuesta apropiada y
sentirnos mucho mejor.
Que el entorno te acompañe
Es más
difícil expresar las emociones en contextos donde los demás las viven como algo
que hay que controlar.
Hay
personas que cuando ven a otro expresar una emoción –especialmente la rabia, la
tristeza y el miedo– creen que han de hacer algo para que se ponga “bien”.
Entonces le llevan un vaso de agua o le dicen “no llores”, “no te enfades”...
En
realidad, lo que les ocurre es que no pueden sostener que otros expresen lo que
les ocurre cuando ellos no se lo permiten.
Si te
encuentras alguna vez en esta situación, y tienes claro que es bueno expresar
tus emociones, puedes decirles que no pasa nada, que es una necesidad que
tienes, que para ti es bueno pasar por esa experiencia. En la medida que uno
tiene claro que lo que está haciendo es para bien, los demás se adaptan. No
dejes de expresar lo que sientes porque los demás te digan que no lo hagas.
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