El cuarto chakra Anahata
UBICACIÓN: Al
centro del pecho en el esternón, a nivel de los pezones (Corazón).
Localizado en el centro del corazón, el cuarto chakra, está justo en el medio de los siete chakras y une los primeros chakras del ser con los altos chakras del espíritu.
El chakra de
corazón también es espiritual, pero sirve como puente entre el cuerpo, la
mente, las emociones y el espíritu.
El chakra de
corazón es la fuente del amor y la conexión.
En la teoría de puntos de acupuntura y meridianos este chakra está relacionado con el punto Ren 17 – Shanzhong
En la teoría de puntos de acupuntura y meridianos este chakra está relacionado con el punto Ren 17 – Shanzhong
– Centro del pecho y punto Hui-Reunión del Qi.
Como este centro energético está muy unido al corazón físico podríamos observar
su relación con su dinámica, sístole y diástole: el dar y recibir como
identidad con la vida. Cuando una persona reconoce su pulso, el latido de su
corazón, toma conciencia de su propia vida y entra en resonancia con el ritmo
del universo y se instaura el equilibrio de los sentimientos, emociones y la
calma mental. El corazón no pierde ni gana, solo late en consonancia con el
universo
ORGANO/GLÁNDULA: Corazón, pulmones, glándula timo.
Este
chakra está relacionado con la glándula timo – órgano estrechamente vinculado
al sistema inmunitario.
Glándulas: Paraganglios supracardiacos / Timo
La apertura de este centro es directamente correlativa a la merma del ego, pues es el centro a través del cual amamos; a través del cual fluye la energía de la conexión con toda forma de vida. Cuanto más abierto está este centro, mayor es nuestra capacidad de amar un círculo de vida cada vez más amplio.
La apertura de este centro es directamente correlativa a la merma del ego, pues es el centro a través del cual amamos; a través del cual fluye la energía de la conexión con toda forma de vida. Cuanto más abierto está este centro, mayor es nuestra capacidad de amar un círculo de vida cada vez más amplio.
Cuando este centro
se halla en funcionamiento, nos amamos a nosotros mismos y a nuestros hijos,
cónyuges, familiares, animales domésticos, amigos, vecinos, compatriotas y
extranjeros, a todos nuestros semejantes y a todas las criaturas de la tierra.
CUARTO FRONTAL (centro del corazón):
Sentimientos cordiales de amor por otros seres humanos, apertura a la vida.
A través de este centro conectamos los cordones con los centros del corazón de aquellos con quienes tenemos una relación amorosa, lo que incluye a los niños y a los padres igual que a los amantes y a los cónyuges. Los sentimientos amorosos que fluyen a través de este chakra suelen hacer que las lágrimas acudan a nuestros ojos.
A través de este centro conectamos los cordones con los centros del corazón de aquellos con quienes tenemos una relación amorosa, lo que incluye a los niños y a los padres igual que a los amantes y a los cónyuges. Los sentimientos amorosos que fluyen a través de este chakra suelen hacer que las lágrimas acudan a nuestros ojos.
CUARTO FRONTAL
CERRADO:
La persona tiene dificultades para amar, en el sentido de dar amor sin esperar nada a cambio.
Con este centro cerrado se experimenta un desequilibrio y una ausencia de propósito y significado de nuestra propia existencia y del mundo en general.
No hay una capacidad de establecer relaciones duraderas, pues todas las pautas duraderas son resultado de un equilibrio entre las partes. Para poder amar hay que consentir cierto grado de pérdida de autonomía a fin de experimentar una unidad superiro, y con este centro cerrado no hay la capacidad de ceder en favor del otro.
La ecuanimidad sólo se alcanza en la plenitud del corazón, como centro del ser, y sin ecuanimidad no es posible percibir los patrones de órden del cosmos, de la naturaleza ni de nuestras propias pautas y ritmos de crecimiento y evolución. Debido a ello se experimenta desolación, soledad, sentimientos de desconexión, falta de unión, de trascendencia y de sacralidad de las personas, la naturaleza, los animales y la vida misma.
La persona tiene dificultades para amar, en el sentido de dar amor sin esperar nada a cambio.
Con este centro cerrado se experimenta un desequilibrio y una ausencia de propósito y significado de nuestra propia existencia y del mundo en general.
No hay una capacidad de establecer relaciones duraderas, pues todas las pautas duraderas son resultado de un equilibrio entre las partes. Para poder amar hay que consentir cierto grado de pérdida de autonomía a fin de experimentar una unidad superiro, y con este centro cerrado no hay la capacidad de ceder en favor del otro.
La ecuanimidad sólo se alcanza en la plenitud del corazón, como centro del ser, y sin ecuanimidad no es posible percibir los patrones de órden del cosmos, de la naturaleza ni de nuestras propias pautas y ritmos de crecimiento y evolución. Debido a ello se experimenta desolación, soledad, sentimientos de desconexión, falta de unión, de trascendencia y de sacralidad de las personas, la naturaleza, los animales y la vida misma.
AMOR
Y COMPASIÓN: Amor y Despertar. Del “Yo al Nosotros”.
COLOR:
verde.
CUALIDADES: Compasión,
bondad, perdón, servicio, amor. Reconocer y entender estas cualidades
en otros. Transformación sagrada. Despertar a la conciencia espiritual.
SOMBRA: Pesar, apego,
nos cerramos al entorno. Es fácil sentirse herido, dependencia del
amor y del afecto de los demás. Miedo al rechazo. Deseo de ser amado, pero
sin involucrarse ni comprometerse. Síndrome del ayudante. Impiedad.
Problemas del corazón, de los pulmones, y de la presión sanguínea.
Significado: Unidad, perdón, cariño,
aceptación de uno mismo, sensibilidad, calor, preocupación e intuición
Piedras: todas las piedras verdes (esmeralda, turmalina verde, malaquita, jade,
crisopasa, dioptasa, peridoto, venturina, ágata musgosa, jaspe verde)
El
verde es el símbolo de la armonía, la simpatía, la creatividad, la salud y la
riqueza de la naturaleza. Su vibración apacigua y equilibra el sistema
nervioso.
Combinación
del amarillo (el alma) y el azul (el espíritu), cuarto color del espectro, el
verde es el puente entre los tres primeros colores, en relación con el plano
físico, y los tres últimos que son los que pertenecen al plano espiritual.
El
verde es, pues, el centro mismo del espectro. Como la de la melodía, su
vibración se desplaza horizontalmente materializando de ese modo el espacio,
mientras que la vibración del azul se desplaza verticalmente a imagen de la
armonía, que representa la noción de tiempo. Por la dirección de su
desplazamiento, el verde y el azul forman la cruz, símbolo de la vida.
En
la naturaleza, el rayo verde irradia desde todas partes (los bosques, los
campos) y su efecto benefactor puede poner remedio a un sistema nervioso
afectado permitiéndole adquirir nuevas energías.
Por
la gran influencia que ejerce sobre el corazón, el color verde puede utilizarse
con fortuna en el tratamiento de los problemas cardíacos y las afecciones
vasculares.