De tanto ver pasar personas por mi consulta, me he hecho la siguiente pregunta:
“¿porqué hay tantas divergencias?
¿Por qué éste se cura y por qué ese
otro no, cuando los dos tienen la misma enfermedad, que hemos encontrado
el invariante universal trasladado al modo biológico teniendo en cuenta
la historia personal de cada cual y que cada uno ha recibido la llave
de su conflicto principal?”.
En efecto, me he dado cuenta de que la curación se obtiene en un “basculamiento” total. Para esto hay que respetar imperativamente dos cosas:
1) Solucionar el conflicto, puesto que si no solucionamos el conflicto la enfermedad sigue activa,
2) Nosotros los humanos debemos tener la certeza absoluta de curación.
Imaginemos una lámpara encendida. Cuando está encendida, la enfermedad funciona. Si soluciono mi conflicto aprieto el interruptor. La lámpara se apaga. Pero sigue conectada. Así pues, si vuelvo a darle al interruptor, se vuelve a encender. Para que no se vuelva a encender, hay que quitar el enchufe.
Para curarse del todo, hay que quitar el enchufe. Es la duda la que mata.
Cuando examinamos a un paciente, vamos a ver lo que ocurre en su cabeza.
Cuales son las dudas que le impedirán bascular y curarse. En principio, existen 4:
– El paciente puede dudar del sistema
– El paciente puede dudar de la gravedad anunciada
– El paciente puede dudar de sí mismo
– El paciente tiene esperanzas de curarse:
Esta es una gran trampa puesto que va a dudar así que no va a curarse porque “tengo la esperanza de curarme”. Esto parece positivo, pero si miramos el peso de las palabras, es una frase en la que en verdad no hay ninguna negación, pero no hay una real afirmación: parece positivo pero es el señuelo de la frase.
Siempre hay que ver el segundo sentido escondido en la frase. ¿Qué representa exactamente “tengo esperanzas de curarme?”
Si tienes esperanzas de curarte, es que tan sólo tienes esperanzas de curarte y no tienes todavía la certeza absoluta de tu curación.
El verdadero peso de esta frase, es un peso negativo: así que dudo. Cuando estás seguro de curarte ya no tienes necesidad de esperanzas, así que ya has basculado.
Tenemos siempre que terminar la frase como si no estuviera realmente terminada, como si hubiera puntos suspensivos tras la última palabra y para nosotros, debemos poner sobre esos puntos suspensivos las palabras que dan la conciencia de la realidad que expresan esas palabras.
La frase “tengo esperanzas de curarme…” representa pues realmente el inconsciente en el cerebro del paciente: “Tan sólo tengo esperanzas de curarme… así pues no tengo todavía la certeza absoluta, ¡así que dudo!
Cuándo tengo la certeza, ¡me curo! Esto pertenece al ámbito de la fe.
Cuando tengo la esperanza, ¡no me curo! Esto pertenece al ámbito de la creencia.
Veamos algunos aforismos fundamentales en términos de certeza motor de curación:
“La certeza es lo opuesto a la duda, ¡la duda es el peor de todos los males, puesto que los supone a todos!” (La Roche Foucault)
“Es por la noche cuando es bonito creer en la luz” (Edmond ROSTAND)
“Lo contrario del Amor, no es el odio, sino el miedo” (Dr. Ghislaine Lancktot) “Es el conocimiento el que libera y el Amor el que cura”.
Si una persona está enferma, aunque sólo sea un poquito, si sigue teniendo problemas en su vida diaria, no ha realizado los cambios suficientes para eliminar su conflicto entonces seguira enfermo hasta tanto lleve a cabo esa resolución.
Pero si todavía DUDA, no ha encontrado la certeza absoluta de curarse por lo que no se curará.
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