martes, 20 de marzo de 2018

Creencias que predisponen a la enfermedad - Dr. David R. Hawkins PARA REFLEXIONAR - TEXTO CORTO DE SU LIBRO - SC.

Creencias que predisponen a la enfermedad

El dejar ir implica ser consciente de un sentimiento, dejarlo crecer, estar con él, y dejar que siga su curso sin querer que sea diferente o hacer nada en relación a él.





Para determinar nuestra propia propensión a la enfermedad, podemos ver las siguientes preguntas:



  • ¿Me preocupo por mi salud, manteniendo pensamientos de miedo por lo que me pudiera suceder?
  • ¿Tengo una sensación secreta de miedo, excitación y peligro cuando oigo hablar de una nueva enfermedad que está siendo anunciada y está de moda?
  • ¿Dedico tiempo a chequeos constantes, leo acerca de enfermedades, me quedo asustado por las historias de la televisión acerca de ellas?
  • ¿Estoy interesado en saber acerca de las enfermedades de los famosos?
  • ¿Creo que el medio ambiente y los alimentos están llenos de peligros ocultos, o que los alimentos contienen aditivos que son venenosos y causan enfermedades?
  • ¿Creo que ciertas enfermedades “recorren nuestra familia”?
  • ¿Paro o quiero parar (pero no me atrevo) para observar a las víctimas de los accidente de auto?
  • ¿Me gustan los programas de TV de hospitales?
  • ¿Me gustan los programas de televisión que incluyen golpes, gritos, peleas, asesinatos, tortura, crímenes y otras formas de violencia?
  • ¿Soy una persona con sentimiento de culpa?
  • ¿Estoy lleno de ira?
  • ¿Condeno la conducta de las otras personas?
  • ¿Soy propenso a emitir juicios?
  • ¿Tengo resentimientos y rencores?
  • ¿Me siento atrapado y sin esperanzas?
  • ¿Me digo a mí mismo: “Todo lo que está pasando a mi alrededor, probablemente voy a cogerlo”?
  • ¿Estoy preocupado por las adquisiciones y los símbolos de status en lugar de por la calidad de las relaciones?
  • ¿Debo llevar un montón de seguros y todavía me preocupa que no sean suficientes?
En resumen, la manera de cambiar nuestros cuerpos es cambiar nuestros pensamientos y sentimientos. Debemos dejar de lado los pensamientos y sistemas de creencias negativas y quitarse el estrés de las emociones negativas que les dan energía. 


Debemos cancelar la programación negativa que proviene del mundo, así como también de nuestros propios sistemas de creencias.


Podemos ver los efectos nocivos de la programación negativa del miedo en las personas que están sujetas al miedo a los alimentos, los productos químicos y las sustancias del medio ambiente. Cada día se anuncia que un nuevo producto químico o sustancia tiene efectos nocivos. 

Cuanto más temerosos estemos, más rápidamente nos programamos, y luego el cuerpo responde en consecuencia. 

El miedo a las sustancias, los alimentos, el aire, las energías, y los estímulos de todo tipo, ha llegado al punto de ser convertirse en casi una paranoia al medio ambiente. 
Algunas personas se vuelven tan fóbicas hacia el medio ambiente y todo en él, que su mundo se hace más y más pequeño. Se vuelven más miedosos cada día. 
Algunas personas incluso sucumben a tal punto que huyen del mundo y viven en recintos burbuja artificiales, víctimas de sus propias mentes.

Esto les puede suceder a personas razonables, incluso a médicos (3). Comenzó con el pólen, la ambrosía, la caspa de cabello, los pelos de perros y gatos, el polvo, las plumas, la lana, el chocolate, el queso y los frutos secos (creía que todo esto causaba alergias). 

Más tarde se añadió el azúcar (hiperglucemia), además de los aditivos alimentarios (cáncer), los huevos y los productos lácteos (colesterol), y las vísceras (gota). 

Siguiendo la “dañina” lista llegaron los colorantes alimenticios, las sacarinas, la cafeína, el aluminio, las telas sintéticas, el ruido, las luces fluorescentes, los insecticidas, los desodorantes, los alimentos cocinados a altas temperaturas, los minerales en el agua, el cloro en el agua, la nicotina, el humo del cigarrillo, los petroquímicos, los gases de escape de los automóviles, los iones positivos, las vibraciones eléctricas de baja frecuencia, los alimentos ácidos, los pesticidas y los alimentos con semillas.



El mundo encogió tanto y se hizo tan pequeño que no había nada seguro que comer. Nada se podía utilizar. No había aire para respirar.

 El cuerpo tuvo todas las alergias, reacciones y enfermedades para demostrarlo. Salir a cenar se convirtió en un ejercicio del pasado, ya que no había nada en el menú que se pudiera comer, excepto la lechuga (lavada muy bien, por supuesto), ¡y era imprescindible el uso de guantes blancos en el momento de retirar los utensilios del restaurante!


Luego, con el aprendizaje de una verdad nuclear, todo el patrón fue descifrado. “Lo que se mantiene en la mente tiende a manifestarse”, incluyendo las creencias inconscientes. El acusado no era el mundo sino la mente. Toda la programación negativa y el condicionamiento temeroso estaba en la mente y el cuerpo obedecía a la mente. 

Esta ley de la conciencia revocó la paranoia en espiral. 
A medida que cada creencia interna era observada y entregada, todas las reacciones corporales negativas, las enfermedades y los síntomas desaparecieron. 

En otras palabras, no era la hiedra venenosa lo que causaba la reacción alérgica, sino la creencia de la mente de que la hiedra venenosa era un alérgeno. 

A medida que la mente dejaba su programación, las reacciones del cuerpo se liberaron.





Dr. David R. Hawkins
Extraído del capítulo XIX de su libro «Dejar ir, el camino de la liberación»
 
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