miércoles, 30 de mayo de 2018

Los síntomas del abandono emocional en adultos - Última entrega Ciclo "El Abandono" - parte 8 S.C.

 

Los síntomas del abandono emocional en adultos

Las consecuencias de la negligencia emocional infantil que se presentan en los adultos pueden incluir, pero no se limitan a:
  • Dificultad para identificar y comprender las propias emociones o las de los demás.
  • Sensación de que algo falta, pero sin no estar seguro que es.
  • Sensación de vacío interior.
  • Sentirse fácilmente abrumado o desanimado
  • Baja autoestima
  • Perfeccionismo
  • Pronunciada sensibilidad al rechazo
  • Falta de claridad en cuanto a las expectativas propias y de los demás con respecto a sí mismo.
Si bien presentar algunos de estos síntomas no implica necesariamente que se sufrió de síndrome de abandono emocional, si se presenta más de un síntoma, quizás valga la pena hablar con un terapeuta acerca de ello.

 cito: Carlos Andrés Vergara

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¿Qué tipo de padres tienden a descuidar sus niños emocionalmente?

 

La mayoría de los padres son bien intencionados, amables y realizan su mejor esfuerzo para sustentar a sus hijos.
Algunos, pueden haber sufrido ellos mismo de negligencia emocional cuando eran niños, por lo cual pueden tener carencias emocionales y se les dificulta dar emocionalmente debido a sus propias carencias del pasado.
Sin embargo, existen algunos estilos de crianza cuyas características favorecen el abandono emocional.

Padres autoritarios

Los cuales quieren que sus hijos sigan sus reglas, y tienen poco tiempo o disposición para escuchar los sentimientos y necesidades del niño.
Estos padres pueden ser muy estrictos e inflexibles con las reglas, insensibles a las reacciones emocionales de sus niños, suelen premiarlos solo cuando estos son obedientes, relegan el contacto afectivo a un segundo plano y muestran resistencia a dedicar tiempo a escuchar y comprender las emociones de sus hijos.
Los adultos criados por un padre autoritario suelen adoptar actitudes tales como rebelarse contra dicha autoridad o tal vez convertirse en personas sumisas.

Padres permisivos

Este tipo de padres tienen una actitud de laissez-faire sobre la crianza del niño y pueden dejar que ellos niños más o menos tengan una total libertad e independencia.
Esto puede tener el efecto paradójico de dejar a los niños extraviados sobre cómo orientar su vida en los momentos más críticos.
Para los niños, sobre todo aquellos más pequeños, esta excesiva permisividad es una muestra de que le ignoran y que sus padres no se interesan por él/ella.
Para los adultos criados por padres permisivos la consecuencia más evidente es la falta de claridad acerca del establecimiento de normas y límites con sus propios hijos.

Padres narcisistas

Los padres con cualidades narcisistas sienten que el mundo gira alrededor de ellos.
Todo gira entonces en torno de las necesidades de los padres en lugar de las del niño.
Como adultos, estos niños pueden tener dificultades para identificar sus propias necesidades y asegurar que están satisfechas. Incluso pueden sentir que no merecen que estas sean satisfechas.

Padres perfeccionistas

Los padres perfeccionistas suelen creer que su hijo siempre puede realizar todo más o mejor y nunca es suficiente lo que sus hijos logran.
Este tipo de padres son aquellos que no estarían satisfechos si su hijo/a le trae a casa un boletín de notas donde todas son A, y una sola nota es B.
La consecuencia de este estilo parental es que, como adultos, estos niños suelen ser igualmente perfeccionistas y establecer expectativas demasiado altas consigo mismos, lo que genera gran ansiedad en torno a sentir que no serán lo suficientemente buenos.

Padres ausentes

Un padre puede estar ausente de la vida de sus hijos por varios motivos como su fallecimiento, enfermedad, el divorcio, las largas horas de trabajo o por frecuentes viajes de trabajo.
Los hijos de padres ausentes terminan creciendo por su propia cuenta, o en gran medida, un hermano mayor termina criando a sus propios hermanos menores.
Son niños, que parecen pequeños adultos, sobrecargados de preocupaciones acerca de su familia.
Estos niños terminan siendo excesivamente responsables, lo cual puede extenderse a su vida adulta.

¿Cómo recuperarse de la negligencia emocional?

 

 

Estas son algunas pautas que puede seguir si considera que fue víctima del abandono emocional de padres a hijos:

1. Aprender a ser consciente de las emociones

El reconocimiento de las emociones tanto positivas como negativas es una habilidad que se puede aprender.
Es importante para empezar reconocer los sentimientos básicos ya sean positivos o incómodos.
Puede incluso no tener palabras para expresar lo que siente, lo cual es perfectamente normal, si creció en un hogar donde la gente no habla de sus sentimientos.
Una vez logrado esto, puede centrarse en identificar los matices sutiles de dichos sentimientos y su expresión.

2. Identificar las necesidades emocionales

Comprender lo que se siente no es suficiente hay que tomar medidas para enfrentarlo.
Muchos adultos que experimentaron el abandono emocional cuando niños no son conscientes de lo que necesitan y por lo general no se sienten merecedores de satisfacer sus necesidades.
Una vez que sabe lo que necesita, es hora de hacer lo necesario para conseguirlo.

3. Identificar las creencias erróneas

Si cree que no merecen que sus necesidades emocionales sean satisfechas.
Puede ser útil comenzar a replantear las viejas creencias que ha mantenido durante mucho tiempo que pueden no ser verdad.
Al igual que todos, tiene necesidades emocionales que se merecen ser reconocidas, no importa lo que haya experimentó en la infancia.

4. Atender las propias necesidades

Los adultos que experimentan del abandono emocional a menudo tienen dificultades con su auto-cuidado.
Son poco conscientes de sus sentimientos y necesidades, por lo cual, con frecuencia no saben por dónde empezar.
Intente tratarse a sí mismo con el cuidado y la delicadeza que le daría a un hijo que aún no es capaz de cuidar de sí mismo.


Sea tierno y compasivo consigo mismo, especialmente si tiende a ser muy auto-crítico.
¡Roma no se construyó en un día!, afrontar y superar las dificultades un proceso.

 cito: Carlos Andrés Vergara

 

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