Lo que hacemos con nuestros sentimientos,
es decir nuestro comportamiento, puede caracterizarse como correcto o
incorrecto, bueno o malo. La renombrada psicoanalista suiza Alice Miller señala
este hecho al reherirse a la ira y el odio. Como lo explica la autora.
La ira y
el odio suelen ser respuestas apropiadas a las crueldades y a la injusticia que
muchas personas sufren en el mundo. Ambos son sentimientos normales, y "un
sentimiento nunca ha matado a nadie".
Es necesario dar salida a los
sentimientos de alguna manera, ya sea verbalmente, a través del lenguaje
corporal o del comportamiento.
Pero en lugar de formas saludables de dar salida
a los sentimientos, lo que se le ha enseñado a mucha gente es a practicar la
negación ("En realidad no me siento de ese modo") , a juzgarse y
autocensurarse ("No debería sentirme de este modo") y a provocar que
sus sentimientos se ajusten a las expectativas impuestas desde afuera
("Llegaron las fiestas, debo sentirme feliz").
Estas son defensas
corrientes contra las emociones y pueden ser eficaces, al menos por un tiempo,
para mantener a raya a los sentimientos perturbadores.
Pero a la larga es perjudicial manejar
los sentimientos de esta manera. En primer lugar, las defensas minan la
autoestima. Para sentir auténtica autoestima, un individuo debe estar en
condiciones de decir: "Soy un ser que siente, capaz de experimentar toda
la gama de emociones humanas, y está bien que así sea". Dicho de otro
modo, respetarse a sí mismo significa respetar los propios sentimientos, sin
exclusión de ninguno.
Cuando alguien censura y reprime sus
sentimientos también se priva de una fuente importante de información y guía.
El miedo, por ejemplo, puede alertar a una persona sobre el peligro que la
acecha, y hacerle ver la conveniencia de tomar precauciones o de huir.
La
tristeza que al parecer surge "porque sí" puede estar diciéndole a
alguien que no cumplió el duelo necesario por una pérdida y que es usada en sus
relaciones, ello tal vez sea un signo de que debe poner ciertos límites a lo
que los demás pueden exigirle. Pero si alguien está demasiado ocupado
censurando sus propios sentimientos, no podrá "oír" lo que éstos
tratan de decirle.
Muchas veces también surgen problemas
físicos. Si una persona procura poner coto a sus sentimientos, se hace más
vulnerable a una serie de dolencias psicosomáticas, que van desde dolores de
espalda, cuello y cabeza o desórdenes digestivos menores, hasta cuadros más
graves como asma, úlceras y colitis.
Quienes niegan y reprimen sus sentimientos
también corren un grave riesgo de caer en adicciones a la bebida o a otras
drogas, pues como bien saben los alcohólicos y drogadictos en vías de
recuperación, la bebida y las drogas se utilizan muchas veces para mantener
sepultados los propios sentimientos verdaderos.
Estudios recientes sugieren asimismo que
en las enfermedades físicas las posibilidades de curación pueden verse
afectadas por la forma en que el paciente maneja sus emociones.
Así por ejemplo
un estudio realizado en San Francisco por la Universidad de
California, demostró que entre enfermos de melanoma, una forma grave de cáncer
de piel, quienes expresaban con libertad sentimientos como la angustia y la ira
mostraban respuestas inmunológicas más positivas que quieres reprimían sus
sentimientos.
Muchas personas creen que si niegan
determinados sentimientos como la ira o el resentimiento, éste simplemente se
esfumará.
Lo cierto, en cambio, es que los seres humanos no podemos hacer
desaparecer nuestros sentimientos. Podemos empujarlos al subconsciente, con lo
cual en apariencia desaparecerán, pero ello requiere una enorme cantidad de
energía, y a medida que transcurra el tiempo se necesitará cada vez más energía
para mantenerlos reprimidos. Es inevitable que esto lleve a ataque de
agotamiento, o a una fatiga crónica que al parecer no tiene motivos.
Y dado que
a cada uno de nosotros posee una cantidad determinada de energía psíquica,
cuanto mayor sea el caudal de energía que alguien invierte en reprimir sus
sentimientos, tanto menos le quedará para otros esfuerzos que le demanda la
vida.
CONSECUENCIAS DE LOS SENTIMIENTOS
REPRIMIDOS EN LAS RELACIONES :
La represión de los sentimientos acaba
siempre por ser un esfuerzo inútil.
Tarde o temprano los sentimientos
sepultados afloran.
A menudo ello ocurre en el momento más inesperado y con
fuerza sorprendente, lo cual puede causar estragos en las relaciones. Bien lo
sabe cualquiera que halla sido sorprendido por un ser querido, por motivos que
nada tienen que ver con el asunto que se plantea en ese momento.
El bloqueo "No quiero ocuparme de
mis sentimientos" interfiere en las relaciones de distintas maneras. Dado
que la forma principal en que las personas se vinculan y llegan a intimar es a
través de experiencias y emociones compartidas, a menudo intensas, quienes se
esfuerzan por no mostrar sus sentimientos- o directamente por no tenerlos -
necesariamente se sienten solos, apartados y no amados, aun en medio de
relaciones en apariencia íntimas. La alineación que experimentan respecto de
los demás es el reflejo de la alineación en que se hallan respecto de sus
propias emociones.
Cuando un individuo muestra intolerancia
y rechazo y está asustado de sus propios sentimientos, suelen adoptar la misma
actitud hacia los sentimientos de los demás. De ahí que a veces pueda causar
una falsa impresión de insensibilidad.
Aunque se diga a sí mismo que al
reprimir sus sentimientos "negativos" protege a los demás, en
realidad su falta de calidez, tolerancia y naturalidad emocional, lastima a los
demás y los aleja.
ÉSTA NOTA TIENE RELACIÓN CON LO QUE HAS LEÍDO ► 👇
Texto basado en las Investigaciones de
William P. Ryan y Mary E. Donovan, sobre Inteligencia Emocional y Represión
Emocional.
AMIGOS. AMIGAS QUEREMOS SEGUIR CON EL BLOGGER Y TAMBIÉN
CON EL CANAL YOUTUBE , TODO ES GRATUITO, REQUERIMOS PARA MANTENERLO QUE NOS
AYUDEN, COMPARTIENDO MUCHAS GRACIAS
RECUERDEN SI BUSCAN ALGO ESPÉCIFICO HAY UN BUSCADOR DENTRO DEL
BLOGGER!!