➡️ NERVIO CIÁTICO Y SU EQUIVALENTE EMOCIONAL
Frecuentemente, esta dolencia expresa ira,
agresividad y rencor reprimidos contra alguien o contra algo ante lo que nos
negamos a someternos.
Otras veces, la ciática afecta a personas que asumen más
cargas y responsabilidades de las que pueden soportar. Personas incapaces de
decir no a nada ni a nadie porque necesitan sentir el afecto y el
reconocimiento de los demás.
Personas, por tanto, con baja autoestima.
Un dolor en el nervio ciático índica un rencor,
agresividad reprimida y un rechazo a someterse a una idea o a una persona,
siempre en el terreno material.
Depende de la intensidad y lugar del dolor del
cual debes tener cuidado, tomar consciencia de lo que haces y evitar seguir
haciéndolo.
El nervio ciático empieza en la parte lumbar
(parte inferior de la espalda) de la columna vertebral; atraviesa el glúteo, el
muslo, la pierna y hasta el pie.
La ciática es una afección del nervio ciático, el
más largo del cuerpo humano. Comienza en la parte lumbar de la columna
vertebral, atraviesa el glúteo, el muslo, la pierna y termina en el pie.
El
comienzo de una ciática suele ser violento, marcado por un dolor intenso en una
parte del mismo.
En general, la persona que sufre de neuralgia en
el nervio ciático, se siente insegura ante su porvenir o vive un miedo
inconsciente a carecer de dinero y de bienes materiales. Inconsciente porque se
ha podido observar que este problema le ocurre generalmente a personas con
posesiones a las que les resultaría muy difícil perder lo que tienen.
Este problema se sitúa sobre todo en el nivel del
“tener”. La persona es inconsciente porque no se cree apegada a los bienes
materiales. Se sentiría culpable porque aprendió que no está bien o no es
espiritual amar los bienes terrestres.
Esta culpabilidad le impide avanzar, le
impide enfrentarse a la vida y arriesgarse más, con lo que ésta se vuelve
demasiado monótona.
Tu cuerpo te está mandando un mensaje importante,
porque el dolor que sientes con esta ciática es una indicación del mal que te
haces con tu forma de pensar.
¿Por qué quieres castigarte? La intensidad de tu
dolor indica el grado de castigo que crees merecer.
Para empezar, debes darte
cuenta de que estás apegado a los bienes materiales; después debes darte el
derecho de ser.
Atrévete a admitir que tienes miedo de perderlos.
Si el arriesgarte más está verdaderamente más allá de tus límites porque tienes
demasiado miedo de perder tus bienes, acéptalos por el momento y decide actuar
tan pronto como puedas.
También es importante dejar de creer que es malo
desear los bienes terrenales: ello es algo totalmente humano. El día que tengas
la confianza suficiente en tu capacidad de crear lo que necesites, no tendrás
miedo de perder tus bienes y podrás permitirte continuar queriéndolos, pero sin
estar apegados a ellos. En lo que concierne al rencor, te sugiero que realices
las etapas del perdón.
El perdón te dará más flexibilidad y suavidad con
respecto a las ideas de los demás y a sus formas de ser. Te liberarás de la
impresión de que tienes que cometerte a los demás.
El dolor te paraliza.
Puede que el dolor se
manifieste más en una pierna que en otra. Entonces la preocupación es
financiera. Si tu pierna derecha está más afectada, quizás es porque tengo
miedo de carecer de dinero y de no poder hacer frente a mis responsabilidades.
Si el dolor se sitúa en la pierna izquierda, la
falta de dinero puede intensificar el sentimiento de no poder darlo todo, en
plano material, a la gente que amo. El miedo a carecer de dinero te persigue y
te vuelve muy ansioso. Trabajas mucho, tienes grandes responsabilidades y
sientes a pesar de todo ciertas dificultades financieras. Tu cuerpo se pone
rígido.
Te vuelves a cuestionar ¿Qué es lo que no hago?
Posees los conocimientos y el talento necesario para hacer frente a esta nueva
situación, pero tu inseguridad se alza.
Estas rencoroso con toda la vida;
llegas a desarrollar un sentimiento de inferioridad, sintiéndote poco delante
de una persona o situación.
Tomas consciencia de tu confusión interior y de tu
dolor frente a las direcciones de tu vida. Este dolor resulta frecuentemente a
tu obstinación de querer aferrarte a viejas ideas en vez de abrirte al cambio y
novedad.
Es frecuente en la mujer embarazada que vive una confusión interior y
un dolor referente a la dirección ahora tomada en su vida: dudas, temores e
inquietudes pueden aflorar. No debes juzgarte, sino aceptarte cómo eres y tomar
tu lugar.
Acepta que la fuente de tu verdadera seguridad
está en ti y no en los bienes que posees. Suelta y genera confianza en el
universo, porque eso es abundancia para todos los planos: físico, mental y
espiritual.
El verdadero valor de un ser se mide por la nobleza de su alma.
Acepta tus límites, toma consciencia de tus temores e intégralos.
Decide
adelantar en la vida y déjate guiar toda seguridad por tu mayor bien.
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