El
Dr. Hamer encontró que cada ENFERMEDAD se origina de una experiencia traumática
inesperada. Él estableció que tal choque repentino afecta no solo a la psique,
sino también al mismo tiempo (visible en un escáner cerebral) a la parte del
cerebro que corresponde biológicamente al trauma específico.
Que el cuerpo
responda al evento inesperado con un crecimiento tumoral (cáncer), con una
degeneración tisular, o con una pérdida funcional, está determinado por el tipo
exacto de conflicto traumático.
El
Dr. Hamer es el primero en probar científicamente que el cáncer, por ejemplo,
no es como se pensaba antes una proliferación de células cancerígenas mortales
sin sentido sino más bien el resultado de un Programa Biológico Especial y
Significativo de la Naturaleza que ha sido exitosamente practicado durante
millones de años de evolución.
Con
el tiempo, y tras intensa investigación con miles de pacientes, el Dr. Hamer
finalmente consiguió demostrar que la enfermedad solamente es causada por un
choque que nos toma totalmente desprevenidos.
Este
último concepto es muy importante.
Si
de alguna forma conseguimos prepararnos para el evento chocante, evitaremos
enfermarnos. De hecho, el Dr. Hamer prefiere no decir ‘cáncer’.
Más bien, es
una respuesta biológica especial a una situación insólita, y cuando la
situación de ‘shock’ se resuelve, el cuerpo se apresa para volver a lo normal.
Esta es una versión muy simplificada de los hechos, claro está.
1- No dejarse ganar por el pánico
Muy
a menudo, la gente muere en pánico. La persona no debería entrar nunca en
pánico, ni hacer entrar en pánico a los demás. Hay que tener un enorme cuidado
con el entorno y especialmente con quien recibe de nosotros. Ámense ustedes mismos y también ámense entre
ustedes.
Amarse
tiene un doble sentido de gran valor terapéutico. Si uno se ama a sí mismo,
primero, no hará ningún conflicto consigo mismo, ni de desvalorización, ni de
culpabilidad. Si se ama a los demás entonces no hará ningún conflicto con los
demás.
No
entrar en pánico significa que el enfermo nunca debe asustarse y que los
terapeutas jamás deben asustar al enfermo. De lo contrario, hasta un resfriado
se vuelve incurable, ya que provocará una generalización. Entrar en pánico es
comprarse un boleto de ida.
2- Soportar la vagotonía
Vagotonía
es la excitabilidad anormal del nervio vago, con alteraciones de la función de
los órganos en que ramifica este nervio principalmente del corazón, los
bronquios, el estómago y los intestinos.
Alrededor
de las 22h se desencadena normalmente el
impulso máximo de la vagotonía. El nervio vago es el más poderoso nervio del
organismo: no hay manera de vencer al sueño.
Ese
es nuestro ritmo ancestral: el hombre es un animal diurno, en su código
biológico de comportamiento antiguo de cuatro millones de años, está grabado
que debe cazar, recoger frutos, actuar de día y reposar de noche.
Es
durante la noche que todo está automatizado para que el organismo concentre su
trabajo en el tubo digestivo.
Tenemos
menos actividad cerebral, cardíaca, respiratoria. Es normalmente por la noche
que toda enfermedad se hará más insoportable porque es durante esa vagotonía
que el cerebro repara mejor y puede haber más edemas.
Se
puede hacer algo para reducir esos edemas para que sea mas soportable pero solo
reducirlos porque si se impide que actúen, nunca se logrará la reparación,
puesto que los elementos re-constitutivos no llegarán a reparar.
3- Todas las noches, hacer el balance diario
Hay
que saber si no se ha trabajado demasiado durante el día. Si es así, reposo
obligatorio el día siguiente (para las enfermedades importantes como el cáncer,
fibromialgia, artritis, etc…).
La
persona debe curarse. Puede hacer muchas cosas, pero debe ocuparse de su
enfermedad por encima de todas las cosas. No debe esperar que alguien o algo lo
cure, hay que motivarlo.
Hay
un doble mensaje en esto. Debe ocuparse de sí-mismo, que haga un repaso de su
jornada en su cabeza, interesarse en la vida, que tome notas, que haga ese
balance. Si hizo demasiado, debe reposar al día siguiente porque de lo
contrario entra demasiado en estrés, en actividad, con lo que el cerebro vuelve
a la simpaticotonía deteniendo la vagotonía. Allí se detiene la curación.
4- Todas las mañanas tomar un lápiz y planificar su día
Hay
que respetar el plan y prever al menos seis horas de reposo, además de la
noche. Estas son las reglas para los grandes enfermos y tienen que luchar
contra sus angustias.
El
que está en silla de ruedas querrá siempre asistir a muchas reuniones para
demostrar y demostrarse que puede hacer lo que todo el mundo.
Es
una reacción de escape, es un juego perverso. Hay que concentrarse en su
curación porque ésta es posible. Hay que evitar entrar en el estrés de la
acción.
Con
seis horas de reposo, además de la noche, tenemos suficiente vagotonía. El
cerebro tiene una fuerza extraordinaria para curarnos a pesar de todo lo que
hacemos contra eso (entre los miedos, las peleas, los mensajes deprimentes o
terribles que recibimos durante el día y a causa de las acciones).
5- Hacer siempre lo absolutamente necesario primero
Si
eso sobrepasa tres horas de esfuerzo físico o psicológico, hay que detener lo
superfluo y descansar, con el corazón alegre porque estamos haciendo lo que
corresponde para curarnos, y no lo contrario.
La
mayor parte de la gente se deprime, se desmoraliza, tienen miedo de descansar:
tienen el estrés de su problema, de su decrepitud y ese es un conflicto
secundario muy fuerte. “Ya no puedo hacer nada, no sirvo”.
Hacer
lo absolutamente necesario primero va a permitir a la persona probarse que
existe todavía, pero hay que cronometrar el tiempo.
La
persona enferma quiere demostrar que puede hacer, pero si pasa tres horas
físicas o psicológicas, debe detenerse. Lo mejor es leer lectura liviana,
divertida, ver películas divertidas y pueden verla cuantas veces quieran si las
alquilan.
Es
la terapia por la risa, puesto que si se detiene en los noticieros, con
guerras, accidentes, o películas de muerte, de violencia, inconscientemente se
sobre-estresa con imágenes liminales y subliminales.
Durante
la recuperación, me ocupo de mí, me amo, me cuido, me mimo, esto es vital, es
la manera de curarse. No alcanza con decodificar y aceptar (a veces sí) sino
que hay que respetar la reparación también.
6- Rechazar todo enfrentamiento
Recriminar,
discutir con su entorno es uno de los mayores dramas que garantizan la recaída
o la imposibilidad de curarse. “Necesito de ustedes, de su ayuda y no de su
oposición permanente”. Porque uno sustrae calorías y fuerzas de las que
necesita el cerebro para reparar y al monopolizar la energía para combatir
generalmente el enfermo está expuesto al juicio de quienes lo rodean, y estos
no saben nada, solo hablan por hablar y el enfermo no zafa, no sale del estrés.
Aquí
reproduzco una frase que Claude Sabbah atribuye a su abuelo:
“Si la gente que
no tiene nada que decir se callara, habría un gran silencio en la superficie de
la Tierra. Son siempre los que no saben
nada los que cacarean”. Acá estamos hablando de una elevación en el nivel de la
conciencia humana.
7.-
Privilegiar el reposo nocturno
El ser
humano es un ser diurno. Todos sus ritmos biológicos básicos están programados
sobre la base del ritmo solar.
Por
supuesto, puesto que la noche para el enfermo es normalmente el momento de
mayor dolor, y en algunos casos con la angustia inconsciente de “¿Despertaré o moriré?”, es bastante
difícil mantener esos ritmos.
Hay
que desdramatizar eso, puesto que no han hecho demasiado durante el día, no
están lo suficientemente cansados para dormir bien de noche.
Entonces,
no hay que dudar en modificar el horario de sueño. Debe
privilegiarse el reposo nocturno en la medida de lo posible pero, si eso no es
fácil, no hay que dudar en quedarse despierto hasta las dos ó tres de la
mañana, mirando documentales, tomando uno que otro café (el café también
reduce el edema cerebral).
De ese
modo, el enfermo sabe que por un buen rato no pueden dormir entonces aguantan
hasta donde pueden: cuando pasan el período habitual de gran vagotonía, y
después de haberse dado el gusto de trasnochar leyendo, escribiendo, pensando
sanamente, positivamente, sin estrés…allí se van a dormir y se levantan al
mediodía.
Después,
a medida que mejoran, vuelven paulatinamente, una hora por día, a su horario
normal.
8.-
Comer sanamente y liviano
Ensaladas,
frutas, cosas crudas, o
cocinadas a la parrilla, para que sea fácilmente asimilable. Si come mucho,
digerir le consumirá muchas calorías y es mejor guardar lo más posible para la
curación.
9.-
Sanarse normalmente si aparece el dolor
Puede
tomar remedios alopáticos y homeopáticos
como es de costumbre, eso no pondrá la curación en peligro.
10.- Esperar pacientemente la verdadera mejoría
Si uno
no se deja asustar por los pequeños o grandes inconvenientes de la reparación y
espera tomando el mejor reposo posible, la mejoría va a llegar.
Si se
pasó el punto culminante de la fase de reparación, la persona tendrá tantos
edemas que puede haber manifestaciones molestas, como dolores, vértigos, o
fiebre, si los edemas están en el tronco cerebral, malestares.
Esto
No debe asustar a la persona: no se trata de cosas graves, sino de
esfuerzo de reparación. Hay que esperar pacientemente sin poner en marcha la
idea de estar asustado sino no hay cura.
Es el
principio de la persona que tiene edemas en sus fibras y que con ello se agrava
durante un tiempo su dificultad motriz en una esclerosis múltiple, por ejemplo.
Debido a nuestra cultura ancestral basada en la apariencia de las enfermedades,
esto nos lleva a tener pánico, ir al hospital urgente, perfusión de corticoides
en grandes cantidades, lo que cambia a la persona porque bombea todos los
edemas y deja de doler…pero no está curada y el proceso va a comenzar quizás
con más violencia.
11.-
Jamás permanecer mucho al Sol o con la cabeza cerca de una fuente de calor
El
calor multiplica por cuatro el tamaño del edema cerebral. En ese momento, se
ejerce una enorme presión y se corre el riesgo de una crisis de epilepsia
fuerte. En general, se recomienda al gran enfermo de evitar ponerse al Sol durante un año, incluso en el mar.
Puedes
estar bajo la sombrilla, bañarse pero hasta ahí nomás. Si la cabeza está
cerca de una fuente de calor, lo mismo, conviene poner hielo sobre la cabeza.
El Dr.
Hamer menciona un caso típico: el hombre de negocios que tiene serios
inconvenientes porque su empresa está muy mal en diciembre.
En
enero, su esposa e hijos se van de vacaciones al mar por un mes. El 15 de
enero, el hombre soluciona su problema y salva su empresa. Va a reunirse con su
familia a la playa y se pone a tomar Sol: lo que él no sabe todavía es que
acaba de salir de un conflicto psicológico de pérdida de territorio.
Por
supuesto, como ninguno de nosotros de hecho, no hace la relación entre el dolor
de cabeza, su conflicto y el sol que le está agigantando los edemas. Tiene su
crisis en la playa misma y sale de allí en ambulancia.
12.- Si
el problema es muy importante, helar las partes dolorosas y la cabeza
Si
duele el hígado por ejemplo, hay
que poner hielo sobre el hígado y también en el lugar del control neuronal del
hígado en la cabeza, es decir sobre el tronco cerebral, debajo de la nuca, en
la parte superior del cuello. Si el frío no calma el dolor en el órgano,
entonces hay que poner calor sobre el órgano, pero sobre la cabeza siempre
frío, sin excepción.
Se
recomienda comprar esos “cold hot pack” y tener siempre cuatro a mano: dos en
el congelador, dos sobre la persona, hay que cambiarlos a cada hora.
Si es
muy violento, poner hielo en ambos lugares y hacerse un baño de pies caliente,
la diferencia de temperatura va a hacer que el líquido circule de manera
mecánica y por lo tanto reducirá un poco el edema.
13.-
Nunca calmar demasiado los síntomas
Se pueden tomar analgésicos o anti-inflamatorios para hacer
soportables los síntomas. Los síntomas se detendrán por sí solos cuando la
central de comandos lo decida. Mientras haya síntoma, es que es necesario que
esté, es sumamente importante.
Por ejemplo, si te clavaste un vidrio en el pie, te dolerá
mientras cicatrice y estará sensible, pero justamente es para que no agrave la
herida (si no le doliera seguiría caminando sin cuidar la herida y no
permitiría que se cure: esa es la función del dolor).
No hay que olvidar nunca que el cerebro no se
equivoca jamás. Si hay dolor es porque el cerebro dice 'A
reposar'. Hay que respetar esa inteligencia innata que nos ha permitido
sobrevivir desde hace tantos millones de años.
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