domingo, 22 de julio de 2018

Victor Küppers - Entrevista Estoy plenamente convencido la única vida que tiene sentido es una vida con sentido. INCLUYE VIDEO - SC.

 Victor Küppers  -  Entrevista




1.   Completa la siguiente frase: “Victor Küppers un hombre que …”
 

Está casado, tiene dos hijos fantásticos, es del Barça, adora Camprodón y tiene un trabajo muy chulo.

2.   ¿Cuándo empezaste a interesarte por el camino personal? ¿Fue a raíz de algún hecho?
 
Siempre me ha interesado, pero me metí en él por casualidad.
Yo acabé la carrera en el 93, entonces era una época de crisis y sólo tuve una oferta de trabajo en una consultora. Entré a trabajar allí, donde tenían un área de formación. Empecé a hacer cursos de 8 horas diarias.
En el año 2000, cuando me cansé de viajar y del estrés, la formación me llevó a las conferencias.



3.   ¿Cómo aplicas en tu vida esta actitud y entusiasmo?
 

A veces la gente confunde el mensaje con el mensajero, me escuchan en una conferencia y piensan “¡este tío tiene que ser la leche!”, pero vivir con actitud y entusiasmo es una lucha diaria.
Las conferencias y la lectura me ayudan mucho en esa lucha, porque explico y leo cosas que me gustan, que sirven para ser mejor persona. Después de tantos años explicándolas y leyéndolas, las he interiorizado, me digo “aplícatelas”.

Todo lo que explico es porque me lo creo. Si digo que hay que hacer listas, me hago una lista. Si recomiendo pasar tiempo con los amigos, quedo con ellos.
El truco está en pararse a pensar de vez en cuando. Yo he descubierto que lo que más me ha ayudado ha sido buscar espacio para la pausa, diez minutos al día. Piensas en las cosas importantes, te sitúas en lo que has hecho, dónde te has equivocado…
 

4.    ¿Por qué crees que a la gente le interesan tanto tus conferencias? ¿Cuál es el elemento novedoso que aportas en ellas?


Yo no creo que a la gente le interesen mis conferencias ni que tengan un elemento novedoso. Lo que pienso es que nos movemos por un entorno tan de desánimo que estamos muy necesitados de oír hablar sobre ilusión, alegría y optimismo. Cualquiera que hable sobre estos temas, capta la atención de las personas, porque todo el mundo tiene un montón problemas, inquietudes, sufren, lo están pasando mal…
Por eso intento ponerles un poco de humor, creo que es importante tener una hora de paréntesis en los problemas diarios.



5.   Hemos visto que en tu día a día realizas algunos experimentos en cuanto al comportamiento de las personas. ¿Podrías contarnos alguno que te haya llamado particularmente la atención?

Me gusta hacer estas pruebas porque me cuesta explicar las cosas, tengo ideas que no me resulta fácil expresar. 
Y a través de experimentos como estos, me resulta más fácil.
Por ejemplo, hoy he estado en una cafetería. Estaba solo y aburrido y me he dedicado a contar cuántas personas salían y se despedían del camarero. Once no han dicho “adiós” y dos sí.
Pero el experimento que más me ha gustado hacer ha sido acompañado de mi hijo pequeño. Estábamos en un centro comercial y nos subimos al ascensor durante veinte minutos para ver cuántas personas nos saludaban. No recuerdo el porcentaje exacto, pero la mayoría nos confundían con la decoración del ascensor.
 


6.   Muchos sabemos la teoría para ser feliz, pero ¿por qué crees que cuesta aplicarla? Parece como si rápidamente se nos olvidara. ¿Qué sucede?

Mucha gente piensa que es muy fácil aplicar la teoría, pero no lo es. Es una lucha a contracorriente. Dices “voy a ser optimista”, pero a la que sales a la calle te dan tres disgustos. Creo que por eso no es fácil aplicarla, porque el entorno, las circunstancias, no ayudan. De diez cosas que nos llegan, nueve son negativas.

Y la gente deja de ponerle empeño porque estamos en una época en la que todo tiene que ser rápido. Si te dijeran que existe una pastillita que va a hacer que vayas chutado toda una semana, te la tomarías. Pero mantener una actitud optimista no es así de sencillo, requiere muchísimo esfuerzo y muchas veces no estamos dispuestos a pagar el precio. Queremos soluciones rápidas, atajos, que no nos cueste mucha complicación. Y esto no es rápido, el luchar para ser mejor, para crecer, es algo que debe hacerse cada día durante toda la vida, y acabará la vida y todavía no seremos la persona que queremos ser.

A mí, encontrar diez minutos diarios para reflexionar me ha costado una barbaridad. Desde que me lo planteé hasta que lo conseguí pasaron cuatro años. Empecé por quince minutos mensuales, luego semanales, después tres días a la semana. Al final, coges el ritmo y adquieres el hábito.


7.   Vivimos en una sociedad en la que el estrés laboral es muy habitual. ¿Cuáles son las causas que provocan esta situación? ¿Cómo podría gestionarse mejor?

Yo creo que el estrés viene acompañado por eso de que todo tiene que ser rápido, a corto plazo. Conducimos rápido, caminamos rápido, comemos rápido…, esto provoca una presión brutal. Pero no creo que la solución sea montarse un huerto en la montaña, porque el estrés llegará también. Siempre aconsejo algo que aprendí de Valentí Fuster: pararse a pensar.
 

En el mundo comercial, cuando estás en ventas, cada trimestre repasas cómo va todo: ¿este producto está bien?, ¿qué vamos a hacer para venderlo mejor?… Yo creo que en la vida hay que hacer lo mismo. Parar y reflexionar sobre qué funciona en tu vida, qué no y qué vas a hacer para que funcione. Es la única solución para que en un mundo en el que todo va rápido, podamos ver las cosas con perspectiva.
 

8.   ¿Qué actitudes propones para vivir la vida con más pasión?

Al final, yo creo que todo se reduce a ser buena persona, que es muy rentable. Puede que no en términos económicos, pero sí de satisfacción y relaciones humanas.
¿Qué es ser buena persona? Pues ser íntegro, preocuparse por los demás y ayudarlos, tener compasión y empatía, ser generoso, no engañar…
A mí los libros de la Madre Teresa de Calcuta me han ayudado mucho en esto, porque te explican exactamente lo que hay que hacer para ser mejor persona: sonreír, ser amable, ayudar a quien más lo necesita…
 

9.   ¿Crees en Dios o en algo que nos trasciende?

Sí, yo creo en Dios. Soy católico practicante. 

Para mí, si no crees en algo, la vida no tiene sentido. Porque el creer en algo es lo que te impulsa a querer ser buena persona. Si coges el Evangelio, tiene un mensaje principal: “Amarás a los demás como a ti mismo”. Y eso está en todas las religiones, es la regla de oro: tratar a los demás como te gustaría que te trataran a ti. No es tanto ir a misa, sino el ser amable.

MATERIAL: lacasaambar.org  





AQUI EL VIDEO :  EL TIEMPO PROFESIONAL Y PERSONAL

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