Las causas externas que con mayor frecuencia se consideran como desencadenantes de la angustia son: el abandono, la soledad, el fracaso, el rechazo, la guerra, etc.
En Biodescodificación, no consideramos a la angustia como una enfermedad o un síntoma. La angustia es simplemente una emoción, como lo es la alegría, la tristeza, etc.
Pero lo que básicamente representa la angustia es UN MIEDO CONCRETO. Agregando además, que debajo de nuestra angustia, existe una emoción. La angustia además, tiene la característica singular de traer a nuestro pensamiento, constantes pensamientos tóxicos y repetitivos. Pensamos esos pensamientos una y otra vez y eso claro, incrementa nuestra angustia.
Podemos con esto, formular una definición concreta de la angustia:
“Angustia es la emoción consciente, que implica tener pensamientos negativos y repetitivos, que esconde un sentimiento oculto y refleja un miedo”.
Suena algo confuso, lo sé, pero ahora veamos unos ejemplos:
Ejemplo
– ESTOY ANGUSTIADA: “Todo el tiempo siento que mi pareja me engaña”.
– PENSAMIENTOS REPETITIVOS: “Seguramente está con otra, seguramente no llegará temprano, seguramente me miente, seguramente no me quiere, si me quisiera él sería diferente conmigo, seguramente me dejará, seguramente, seguramente, seguramente”…
– MIEDO: Miedo al abandono.
– SENTIMIENTO OCULTO: Dolor y Tristeza porque mi padre engañó toda la vida a mi madre y cuando yo era chica nos abandonó. Cómo me dolió ver sufrir a mi madre.
Pero sin lugar a dudas, la verdadera causa se encuentra en la personalidad, en la cerrazón mental, en la falta de amplitud del pensamiento, en la incapacidad de vivir desde el centro emocional cualquier cosa que esté ocurriendo, en un sentimiento de separación exagerado.
La angustia en el ser humano denota una falta de confianza, (por eso tiene la tendencia a retroceder cuando se le presenta un obstáculo), de valoración, de autoestima y de amor a sí mismo.
En algunos casos, la angustia delata un egoísmo exacerbado.
Recomendaciones para recuperar la salud física, emocional y espiritual:
La persona que sufre de angustia debe aprender a vivir en el aquí y ahora, en el presente.
El presente, en realidad, es lo que él siente, lo que él es.
Detrás de la angustia siempre hay un estancamiento de sentimientos, como la ira, el temor, el dolor, la autocompasión, la vergüenza, el perfeccionismo, que no reconoce o que ha negado.
Debe aceptar y experimentar sus sentimientos, sin resistencia, para que se integren.
Si siente ira, debe aceptar y experimentar su ira.
Si ha fallado en algo y se siente frustrado, debe aceptar y experimentar su frustración.
Cuando siente dolor, debe aceptar y experimentar su dolor.
Pero en ningún caso debe actuar, ni estar motivado por ninguna de estas emociones; sólo necesita sentir y conocer su significado para liberarla.
Debe comprender que es un microcosmos, una parte de la totalidad y como consecuencia, todo está en él.
Cuando rechazamos algo, en realidad, nos estamos rechazando a nosotros mismos.
El propio rechazo genera miedo porque nos impide vivir en la totalidad, es un obstáculo para el desarrollo de la personalidad.
Detrás del miedo hay una causa que quiere ser reconocida.
Tenemos miedo de lo que no queremos permitir, pero el miedo atrae lo que tememos para que nos ocupemos de él.
Nos enfrenta con la situación que no hemos solucionado hasta que lo hayamos resuelto. Una vez eliminada la causa, el miedo desaparece por sí solo.
No se puede vencer al miedo manipulando la realidad, porque el miedo está dentro.
La angustia invita a ser flexible, a permitir la libre circulación de los pensamientos y de los sentimientos, a integrarnos de lleno en la vida. Aceptando que todo lo que ocurre es bueno porque sirve para nuestro desarrollo y nos amplía nuestra conciencia.
Cuando nos centramos en nosotros mismos, en el presente, ya no existe el miedo.